8.6.8: Mentalidad y elogios
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Como estudiante, ¿cuáles eran tus clases favoritas y las que menos te gustaban en la escuela? Para muchas personas, la clase que menos les gusta es la de matemáticas y pueden decir frases como “no soy bueno para las matemáticas”. Esta afirmación sugiere que las personas nacen con habilidades específicas (como ser hábil para las matemáticas, el arte o los deportes, etc.). El problema de esta afirmación es que no nacemos “buenos” o “malos” para las matemáticas. Si bien es cierto que la genética y el entorno influyen en el desarrollo de las capacidades, también lo hace la mentalidad que tenemos.
Las mentalidades se definen como creencias implícitas que los individuos tienen sobre las habilidades y atributos humanos básicos, como la inteligencia (Dweck, 2006). Existen en un espectro que va desde las mentalidades fijas, que tienen la creencia de que determinados atributos humanos son estáticos e inmutables, hasta las mentalidades de crecimiento, que se refieren a la creencia de que estos atributos son maleables y pueden moldearse y desarrollarse con esfuerzo. Entonces, si volvemos a las matemáticas, alguien que dice “no soy bueno para las matemáticas” probablemente tiene una mentalidad fija porque está sugiriendo que las habilidades humanas son inmutables: se nace siendo bueno para las matemáticas o no. Por el contrario, alguien con una mentalidad de crecimiento puede tener dificultades con las matemáticas, pero aún así cree que su habilidad en matemáticas puede cambiar: practicar más y encontrar nuevas estrategias puede ayudarle a mejorar.[1]
El rol de las mentalidades ha sido ampliamente investigado en el ámbito educativo, especialmente con niños mayores, ya que las mentalidades están relacionadas con la motivación y el comportamiento, incluyendo la forma en que los estudiantes manejan los contratiempos y los desafíos académicos (Blackwell, Trzesniewski & Dweck, 2007; Aditomo, 2015). Las personas con una mentalidad fija son más propensas a interpretar sus contratiempos como una falta de habilidad innata en comparación con las personas con una mentalidad de crecimiento, que en cambio atribuyen los contratiempos a la falta de esfuerzo (Dweck, Chiu & Hong, 1995; Dweck, 2006). La mentalidad de crecimiento se ha relacionado con una mayor resiliencia, bienestar psicológico y compromiso escolar de los estudiantes (Yeager et al., 2019; Zeng, Hou & Peng, 2016).[1]
¿Por qué algunas personas tienen una mentalidad de crecimiento mientras que otras tienen una mentalidad fija? ¿Qué factores contribuyen a que alguien desarrolle una mentalidad específica? A medida que los bebés y los niños pequeños se desarrollan, con frecuencia revelan habilidades nuevas que a los cuidadores les emociona descubrir. Los elogios son una respuesta común a estas nuevas habilidades. Aunque los elogios pueden parecer una respuesta positiva, en las investigaciones se reveló que el efecto de los elogios depende del tipo su tipo y que, sorprendentemente, algunos tipos de elogios afectan negativamente a la motivación de la persona que los recibe. En muchos estudios se descubrió que recibir elogios centrados en el esfuerzo afectaba positivamente a la motivación, mientras que recibir elogios centrados en la habilidad afectaba negativamente a la motivación (por ejemplo, Brummelman et al., 2014; Mueller & Dweck, 1998). En un estudio sin precedentes realizado por Mueller y Dweck (1998), se pidió a niños de quinto grado que trabajaran en una serie de tareas; luego, se les elogió por su habilidad (por ejemplo, “Debes ser inteligente”), por su esfuerzo (por ejemplo, “Debes haber trabajado duro”), o no recibieron ningún comentario adicional (es decir, el grupo de control). Posteriormente, los niños recibían una serie de problemas más difíciles y fallaban. En comparación con los niños del grupo de control, los niños del grupo que recibió elogios por su esfuerzo manifestaron disfrutar más la tarea y tuvieron un mejor rendimiento en la tarea posterior, mientras que los niños del grupo que recibió elogios por su habilidad manifestaron disfrutar menos de la tarea y tuvieron un peor rendimiento en la tarea posterior.[2]
Estos efectos de los elogios centrados en la habilidad y en el esfuerzo están relacionados con la mentalidad de cada uno sobre sus habilidades y sus atributos (por ejemplo, Gunderson et al., 2013; Pomerantz & Kempner, 2013). Los niños que reciben elogios centrados en su esfuerzo tienden a adoptar una mentalidad de crecimiento, y su disfrute y posterior rendimiento en la tarea son altos tras el fracaso. Por el contrario, los que reciben elogios centrados en su habilidad tienden a adoptar una mentalidad fija, y su disfrute y posterior rendimiento en la tarea son bajos tras el fracaso (Dweck, 2008; Mueller y Dweck, 1998). El elogio centrado en el esfuerzo hace hincapié en el papel fundamental del esfuerzo para el crecimiento o la mejora, mientras que el elogio centrado en la habilidad implica que la inteligencia de los individuos es un rasgo interno y quizás fijo o estable.[2]
Las investigaciones realizadas con bebés y niños pequeños demuestran que la mentalidad sobre las habilidades propias ya se está formando durante los primeros tres años de vida y que el tipo de elogios que reciben por parte de los cuidadores es importante para formar la mentalidad del niño. Los niños pequeños de dieciocho meses que tienen cuidadores que utilizan más elogios centrados en el esfuerzo son más persistentes en las tareas desafiantes (Lucca, Horton & Sommerville, 2019). Los niños pequeños que reciben más elogios centrados en la habilidad por parte de sus cuidadores son más propensos a tener una mentalidad de crecimiento más adelante en la infancia como niños de 7 a 8 años (Gunderson et al., 2013) y un mayor rendimiento académico en el cuarto grado (Gunderson et al., 2018).
Como cuidadores de bebés y niños pequeños, no solo debemos ser conscientes de cómo nuestros elogios afectan a la mentalidad en desarrollo de los niños, sino también del impacto que puede tener nuestra propia mentalidad. Las investigaciones recientes se han centrado en la mentalidad de los cuidadores como un factor clave que puede moldear los comportamientos y las perspectivas de los cuidadores hacia los niños (Justice et al., 2020). La mentalidad de los cuidadores se refiere a las creencias que tienen estas personas respecto a si el desarrollo de los niños es fijo o maleable, así como su creencia en la importancia del esfuerzo para el aprendizaje (Sisk et al., 2018).[3]
Recientemente, Rowe y Leech (2018) implementaron un experimento de asignación aleatoria para examinar el uso de una intervención de la mentalidad del cuidador para mejorar las interacciones no verbales de los cuidadores con bebés de 10 meses. Los cuidadores asignados a una condición de formación participaron en una formación que se enfocaba en la maleabilidad de las habilidades lingüísticas tempranas y en que los cuidadores pueden desempeñar un papel clave en la facilitación de estas habilidades a través de interacciones no verbales. En comparación con los cuidadores de un grupo de control, los cuidadores formados interactuaban con más frecuencia con sus hijos a los 12 meses de edad, y este efecto era especialmente fuerte para los cuidadores que originalmente tenían una mentalidad fija. Estas investigaciones sugieren que la mentalidad del cuidador puede ser un factor clave para mejorar las experiencias tempranas y el desarrollo de los niños. Para descubrir cuál es tu mentalidad, (\PageIndex{1}\) presenta una breve evaluación de la mentalidad.[3]
Instrucciones: Seleccione una respuesta para cada una de las ocho preguntas.
- “No importa cuánta inteligencia tengas, siempre puedes cambiarla mucho”
- Discrepo mucho
- No estoy de acuerdo
- Discrepo un poco
- Estoy un poco de acuerdo
- Estoy de acuerdo
- Estoy muy de acuerdo
- “Puedes aprender cosas nuevas, pero no puedes cambiar realmente tu nivel básico de inteligencia”
- Discrepo mucho
- No estoy de acuerdo
- Discrepo un poco
- Estoy un poco de acuerdo
- Estoy de acuerdo
- Estoy muy de acuerdo
- “Me gusta más mi trabajo cuando me hace pensar mucho”
- Discrepo mucho
- No estoy de acuerdo
- Discrepo un poco
- Estoy un poco de acuerdo
- Estoy de acuerdo
- Estoy muy de acuerdo
- “Me gusta más mi trabajo cuando puedo hacerlo realmente bien sin demasiados problemas”
- Discrepo mucho
- No estoy de acuerdo
- Discrepo un poco
- Estoy un poco de acuerdo
- Estoy de acuerdo
- Estoy muy de acuerdo
- “Me gusta el trabajo del que voy a aprender, aunque cometa muchos errores”
- Discrepo mucho
- No estoy de acuerdo
- Discrepo un poco
- Estoy un poco de acuerdo
- Estoy de acuerdo
- Estoy muy de acuerdo
- “Me gusta más mi trabajo cuando puedo hacerlo perfectamente sin ningún error”
- Discrepo mucho
- No estoy de acuerdo
- Discrepo un poco
- Estoy un poco de acuerdo
- Estoy de acuerdo
- Estoy muy de acuerdo
- “Cuando algo es difícil, solo hace que quiera trabajar más en ello, no menos”
- Discrepo mucho
- No estoy de acuerdo
- Discrepo un poco
- Estoy un poco de acuerdo
- Estoy de acuerdo
- Estoy muy de acuerdo
- “A decir verdad, cuando trabajo arduamente, me hace sentir que no soy muy inteligente”
- Discrepo mucho
- No estoy de acuerdo
- Discrepo un poco
- Estoy un poco de acuerdo
- Estoy de acuerdo
- Estoy muy de acuerdo
Las investigaciones sugieren que la mentalidad comienza a desarrollarse durante la infancia y la niñez y que los cuidadores desempeñan un rol fundamental en la mentalidad que desarrollan los niños. El tipo de elogio que utilizamos es importante. Los cuidadores deben ser conscientes de sus elogios e intentar utilizar más elogios centrados en el esfuerzo en un intento de ayudar a los niños a desarrollar una mentalidad de crecimiento. Utilizar elogios centrados en el esfuerzo con los bebés y los niños pequeños es importante, ya que su mentalidad está empezando a desarrollarse y los elogios centrados en el esfuerzo durante los tres primeros años están relacionados con el desarrollo de una mentalidad de crecimiento y del desempeño educativo más adelante en la infancia.
Referencias
[1] Puusepp y otros, (2021) Mindsets and neural mechanisms of automatic reactions to negative feedback in mathematics in elementary school students. Frontiers in Psychology, 3297. CC by 4.0
[2] Kakinuma et al., (2021). Praise affects the “Praiser”: effects of ability-focused vs. effort-focused praise on motivation. The Journal of Experimental Education, 1-22. CC by 4.0
[3] Justice et al., (2020) Parents’ growth mindsets and home-learning activities: A cross-cultural comparison of Danish and U.S. parents. Frontiers in Psychology, 11, 1365. CC by 4.0
[4] Burgoyne & Macnamara (2021). Reconsidering the use of the mindset assessment profile in educational contexts. Journal of Intelligence, 9(3), 39. CC by 4.0