13.3.7: Estrategias que apoyan el desarrollo del lenguaje- signos para bebés y lengua de señas
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Los signos para bebés son gestos creados para proporcionar una forma temprana de comunicación a los cuidadores con los bebés y niños pequeños, y para adquirir una visión y un respeto por las capacidades comunicativas subestimadas de los niños antes de que puedan hablar (Vallotton, 2008; 2011). El sistema de signos para bebés no es un sistema completo y no es lo mismo que la lengua de señas. Los signos para bebés se crearon como medio para facilitar la comunicación, ya que la comunicación manual suele preceder a la producción del lenguaje hablado (Goldin-Meadow, Goodrich, Sauer e Iverson, 2007). Los signos para bebés se suelen utilizar mientras se utiliza simultáneamente una lengua hablada y no marcan cada palabra pronunciada en una frase. Por ejemplo, si un cuidador pregunta a un bebé: “¿Quieres más? ”, se utilizará el signo para 'más' cuando se pronuncie la palabra hablada 'más'.
En comparación con los signos para bebés, las lenguas de señas son sistemas lingüísticos completos creados de forma natural por las personas sordas. Aunque siguen existiendo ideas erróneas sobre las lenguas de señas, hay que conocer algunos datos: [2]
- Las lenguas de señas son sistemas lingüísticos complejos con propiedades lingüísticas similares a las de las lenguas habladas (Sandler, 2017; Woll, 2013).
- La mayoría de los países tienen su propia lengua de señas (Jepsen, De Clerck, Lutalo-Kiingi & McGregor, 2015), como la American Sign Language en Estados Unidos, la Lengua de Señas Mexicana en México y la Nederlandse Gebarentaal, la principal lengua de señas utilizada en los Países Bajos.
- Los bebés y niños pequeños que aprenden una lengua de señas como lengua materna muestran patrones de adquisición y alcanzan hitos similares a los niños que aprenden una lengua hablada (Caselli, Lieberman & Pyers, 2020; Lillo-Martin & Henner, 2021; MacDonald et al., 2018). Sistemas neuronales similares apoyan el procesamiento de las lenguas habladas y de señas (Corina y McBurney, 2001; MacSweeney, Capek, Campbell & Woll, 2008).
Después de que las primeras investigaciones informaran que los hijos muy pequeños de padres sordos solían alcanzar los primeros hitos de la lengua de señas a edades más tempranas que los niños que aprendían una lengua hablada (Bellugi, & Klima, 1982; Bonvillian, Orlansky & Novack, 1983; McIntire, 1977), otros investigadores comenzaron a estudiar el aprendizaje de signos o gestos simbólicos por parte de los hijos pequeños de padres oyentes (Acredolo & Goodwyn, 1996; Goodwyn & Acredolo, 1993, 1998). En esta investigación, los bebés a los que se les enseñó un conjunto de “signos para bebés” adquirieron normalmente los signos más rápido que los bebés entrenados en el habla adquirieron un conjunto de palabras habladas. Los investigadores atribuyeron la lentitud de los niños en la adquisición de palabras habladas a las dificultades y complejidades que conlleva la producción del lenguaje hablado en las primeras etapas del desarrollo. En otras palabras, la capacidad física de un niño para producir el habla o controlar los músculos necesarios para producir habla reconocible parece quedarse atrás de la capacidad física del niño para controlar los movimientos de brazos y manos necesarios para producir signos reconocibles. Los niños del grupo entrenado en signos mostraron una ventaja a largo plazo en una serie de medidas de desarrollo del lenguaje a lo largo de la infancia temprana, así como mayores puntuaciones de CI en la edad escolar (Acredolo, Goodwyn, & Abrams, 2002; Goodwyn, Acredolo, & Brown, 2000). Estos resultados indican que los signos tempranos o la gesticulación simbólica no dificulta el desarrollo verbal y, de hecho, puede potenciarlo. [3]
En otra investigación, se realizó un seguimiento de cuarenta bebés desde los ocho hasta los veinte meses de edad, en el que la mitad de las madres modelaron signos o gestos de un número limitado de signos establecidos como objetivo, mientras que la mitad restante de las madres se enfocó en el aporte de lenguaje hablado (Kirk, Howlett, Pine & Fletcher, 2013). Las madres en las condiciones de aportes de signos/gestos se volvieron más sensibles a las señales no verbales de sus bebés que las madres en la condición de solo habla. Numerosos estudios han demostrado que el uso de los signos para bebés está relacionado con una mayor capacidad de respuesta por parte de los cuidadores y ayuda a que los bebés y los cuidadores estén más sincronizados entre sí cuando interactúan (Góngora & Farkas, 2009; Norman & Byrne, 2021; Olson & Masur, 2013; Paul et al., 2019; Vallotton, 2009; 2012; Zammit & Atkinson, 2017). Esta mayor sensibilidad a las señales no verbales de los bebés puede ser un beneficio importante del aporte de signos, ya que dicha sensibilidad puede contribuir a estrechar el vínculo entre el cuidador y el bebé. [3]
En un intento de explicar los resultados positivos asociados a los signos para bebés en su investigación, Goodwyn y Acredolo sugirieron que los gestos simbólicos o las señas de los niños pueden haber provocado más aportes de lenguaje hablado por parte de los padres de los niños, así como haber indicado a los padres los temas específicos en los que los niños estaban interesados. Sin embargo, existen otras interpretaciones posibles. Una de ellas es que la combinación de entrada de lenguaje con signos y lenguaje hablado puede facilitar la producción vocal de los bebés con desarrollo típico, como ocurre con muchos niños con síndrome de Down (Özçalişkan et al., 2016) o autismo (Özçalişkan et al., 2017). Una segunda posibilidad es que, dado que los “signos para bebés” suelen implicar que los cuidadores produzcan signos solo para las palabras clave de sus enunciados, esta combinación de signos y lenguaje hablado puede ayudar a los bebés a segmentar el flujo del habla haciendo que las palabras con signos sean más prominentes, facilitando así su adquisición (Mueller & Acosta, 2015). [3]
Junto con la afirmación de que puede fomentar un desarrollo más rápido del lenguaje hablado, el uso temprano de los signos también se ha asociado con menos rabietas y con rabietas menos graves en la infancia y la niñez temprana (Acredolo et al., 2002). Esta afirmación sobre la mejora del comportamiento social se ve respaldada por un estudio sobre bebés oyentes a los que se les enseñaron signos manuales en una etapa temprana de su vida. Una vez que estos bebés adquirieron habilidades mínimas de signos funcionales, su incidencia de llanto y quejas disminuyó considerablemente (Thompson et al., 2007). [3]
Los cuidadores pueden aprender fácilmente los signos básicos y utilizarlos con los bebés y niños pequeños. No es necesario utilizar los signos para bebés en sí mismos. Los signos para bebés se basan en el lenguaje de señas y suelen requerir compras innecesarias. Los signos para bebés se modifican a veces para que sean más fáciles de producir manualmente para los niños pequeños, pero estos adquieren de forma nativa los lenguajes de signos y producen de forma natural signos que los cuidadores pueden entender, aunque no sean réplicas exactas de los de los adultos. Dos recursos gratuitos para aprender los signos son Lifeprint, creado por el Dr. Bill Vicar, y el Banco de Signos ASL.
Referencias y Fuente de Figuras
[1] Imagen de Michael D. Fetters con licencia CC by SA 3.0
[2] Corina et al., (2013). Cross-linguistic differences in the neural representation of human language: Evidence from users of signed languages. Frontiers in Psychology, 9, 43. CC by 4.0
[3] Bonvillian et al., (2020). Simplified signs: A manual sign-communication system for special populations. Cambridge, UK: Open Book Publishers. CC by 4.0
[4] Imagen de Michael D. Fetters con licencia CC by SA 3.0
[5] Imagen de Michael D. Fetters con licencia CC by SA 3.0