14.8: Estrategias para los cuidadores que trabajan con bebés y niños pequeños multilingües
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Favorecer las lenguas heredadas
Todos los niños pequeños en entornos multilingües tienen el potencial de aprender varias lenguas al mismo tiempo y desarrollar un nivel similar de competencia en cada una de ellas (Albareda-Castellot, Pons, & Sebastián-Gallés, 2011; Pearson, Fernandez, Lewedeg, & Oller, 1997). El dominio requiere una exposición suficiente y oportunidades de aprendizaje de alta calidad en cada idioma; sin embargo, en los Estados Unidos, esto rara vez ocurre (Hoff et al., 2012), a pesar de que muchos padres expresan su preferencia por proveedores de cuidado infantil que hablen la lengua heredada del niño (Ward, Oldham LaChance, & Atkins, 2011). El término lengua heredada se refiere a una lengua que se habla en la casa, pero que no la habla la mayoría de la sociedad que utiliza la lengua social. En los Estados Unidos, es más probable que los bebés y niños pequeños multilingües reciban atención multilingüe cuando tienen 9 meses, menos probable a los 24 meses y muy poco probable que reciban servicios de cuidado infantil multilingüe una vez que tienen 52 meses y asisten a una guardería en un centro (Espinosa et al., 2017). Los niños multilingües están cada vez menos expuestos a su lengua heredada en las guarderías a medida que crecen, lo que refleja el cambio del cuidado prestado principalmente por los familiares durante la infancia y los primeros años de la niñez a cuidados en centros durante los últimos años de la infancia y la etapa preescolar. Los familiares eran los más propensos, y los cuidadores de los centros, los menos propensos, a utilizar la lengua heredada de la familia. Con esta investigación, se indica que, en los Estados Unidos, los bebés y los niños pequeños multilingües que asisten a programas de cuidado infantil tienen menos oportunidades de desarrollar el dominio de sus dos idiomas, ya que el aprendizaje en inglés es lo más habitual en los programas en centros de cuidado infantil. [1] [2] [3]
Los cuidadores de los centros de cuidado infantil pueden hacer mucho para favorecer el desarrollo multilingüe de los bebés y de los niños pequeños. Los cuidadores pueden adaptar las prácticas pedagógicas para incluir el uso de las lenguas heredadas de los niños de forma sencilla, tales como con carteles colgados en la pared, libros y canciones que incluyan las lenguas de herencia. Fomentar la participación activa de los familiares y la comunidad, que comparten las mismas lenguas heredadas que los niños, como parte fundamental del aula. Si es posible, en la búsqueda de empleo se puede hacer hincapié en la contratación de personal que hable las mismas lenguas que los niños inscritos. Los cuidadores también pueden dedicar tiempo a aprender palabras comunes y frases básicas en la lengua heredada del niño. [1]
Cantidad y calidad de las lenguas
Al igual que en el caso de los niños monolingües, la cantidad y la calidad de la lengua a la que están expuestos los niños multilingües es importante (Adamson et al., 2021; Grüter, Hurtado, Marchman & Fernald, 2014). La cantidad se refiere a la cantidad de la lengua, y la calidad se refiere a cómo se comparte la lengua con los niños. Es fundamental que la cantidad y la calidad del entorno lingüístico proporcionado por los cuidadores sean más importantes que la lengua que estos utilizan (Song, Luo & Liang, 2021; Unsworth, 2016). Por lo tanto, los cuidadores deben comunicarse principalmente con los bebés y los niños pequeños en las lenguas que más dominan para maximizar la calidad de su aporte lingüístico. [5]
Los cuidadores que exponen a los niños a más lenguaje tienen niños con mayores capacidades lingüísticas (Hoff, 2006; Weisleder & Fernald, 2013). En un estudio longitudinal, se evaluó a niños pequeños multilingües de español/inglés a los 30 meses y de nuevo a los 36 meses (Hurtado, Grüter, Marchman & Fernald, 2014).
Los resultados revelaron que los niños pequeños que estaban expuestos a más lenguaje mostraban mayores capacidades lingüísticas. Es importante destacar que la cantidad de exposición en un idioma concreto estaba relacionada con el nivel de crecimiento en ese idioma. Así, en el caso de los niños pequeños multilingües de español/inglés, los niños que recibieron un mayor nivel de exposición al español en relación con el inglés mostraron un mayor desarrollo en español en comparación con el inglés. En algunas investigaciones, también se ha hallado una relación interlingüística con los niños multilingües, lo que muestra que una base sólida de una lengua heredada puede apoyar la adquisición de una lengua adicional, como el inglés (Cha & Goldenberg, 2015; Kim, Curby & Winsler, 2014; Willard et al., 2021). Los niños pequeños multilingües de inglés/español que tenían mejores habilidades de procesamiento del idioma español a los dos años tuvieron habilidades más sólidas del idioma inglés a los cuatro años y medio (Marchman, Bermúdez, Bang & Fernald, 2020). Esta investigación es muy importante porque brinda validación científica para apoyar las lenguas heredadas en los programas de cuidado infantil en inglés.
La calidad de la exposición a la lengua puede incluir varias formas de compartir la lengua con los bebés y los niños pequeños. Cuando los niños participan en interacciones lingüísticas más frecuentes y de mayor calidad con los cuidadores demuestran mejores resultados lingüísticos y académicos a largo plazo (Adamson et al., 2021; Hirsh-Pasek et al., 2015; Huttenlocher et al., 2010; Pace et al., 2019; Storch & Whitehurst, 2002). Aunque muchos estudios se centran en las familias anglófonas (Hirsh-Pasek et al., 2015; Masek et al., 2021), las interacciones lingüísticas tempranas de alta calidad también favorecen las habilidades comunicativas de los niños de otros orígenes culturales y lingüísticos. Por ejemplo, los estudios que investigaron el uso de un lenguaje más complejo y elaborado por parte de los cuidadores hispanohablantes descubrieron que promovía las habilidades narrativas de los niños (Escobar, Melzi & Tamis-LeMonda, 2017; Hammer & Sawyer, 2016; Luo et al., 2014; Tamis-LeMonda et al., 2014). Además, las conversaciones más frecuentes de ida y vuelta en las interacciones entre los cuidadores y los niños cuando los niños tenían 2.5 años predijeron el desarrollo posterior del lenguaje y la alfabetización en los niños multilingües de español/inglés (Adamson et al., 2021). [6]
La exposición lingüística de calidad puede producirse durante todas y cada una de las interacciones que los cuidadores tienen con los bebés y los niños pequeños. Analicemos ahora varias estrategias que los cuidadores pueden utilizar para mejorar la calidad del lenguaje que comparten con los niños.
Lenguaje dirigido al bebé
Cuando los cuidadores interactúan con los bebés, su habla suele adoptar rasgos específicos y distintivos conocidos como el habla dirigida al bebé (Fernald et al., 1989). El habla dirigida al bebé (Infant-directed speech, IDS) es producida por los cuidadores de la mayoría (aunque no todos) de los orígenes lingüísticos y culturales, y se caracteriza por lo general por una cadencia lenta, melódica, aguda y exagerada (Broesch & Bryant, 2015; Farran, Lee, Yoo & Oller, 2016; Fernald et al., 1989). Desde los primeros años de vida, los bebés sintonizan su atención con el IDS, por lo que prefieren escuchar el IDS sobre el discurso dirigido al adulto al nacer (Cooper & Aslin, 1990), así como más tarde en la infancia (Cooper & Aslin, 1994; Cooper et al., 1997; Fernald, 1985; Hayashi, Tamekawa & Kiritani, 2001; Kitamura & Lam, 2009; Newman & Hussain, 2006; Santesso et al., 2007; Werker & McLeod, 1989). [7]
Al igual que los lactantes monolingües, los lactantes multilingües prefieren escuchar el IDS en comparación con el habla dirigida al adulto (Byers-Heinlein et al., 2021). El IDS es un aspecto importante de la exposición lingüística de calidad para los bebés, no solo porque prefieren escucharlo, sino también porque está relacionado con un mayor crecimiento del lenguaje (García-Sierra, Ramírez-Esparza, Wig & Robertson, 2021).
Los cuidadores que utilizan más el IDS tienen bebés y niños pequeños con mayores habilidades lingüísticas (Kalashnikova & Carreiras, 2021; Weisleder & Fernald, 2013). En varios estudios, se halló que una mayor exposición al IDS está relacionada con un mayor tamaño del vocabulario en los bebés multilingües (Ramírez- Esparza et al., 2017; Rosslund, Mayor, Óturai & Kartushina, 2021). [7]
Lectura
La lectura con los bebés y los niños pequeños es una forma poderosa de aumentar tanto la cantidad como la calidad de la lengua a la que están expuestos. Solo la lectura de un libro ilustrado por día puede dar lugar a un aumento de unas 78,000 palabras por año (Logan, Justice, Yumus & Chaparro-Moreno, 2019). Prácticas como la lectura compartida de libros, en la que un cuidador lee al niño, pueden favorecer la adquisición del lenguaje (Dolean, 2021; Escobar, Melzi & Tamis-LeMonda, 2017; Tsybina & Eriks-Brophy, 2010) y las habilidades de alfabetización (Rodriguez & Tamis-LeMonda, 2011; Sénéchal & LeFevre, 2002). Sin embargo, algunas investigaciones indican que los cuidadores tienden a enfatizar una lengua sobre la otra en sus prácticas de alfabetización, lo que conduce a una exposición desequilibrada a las lenguas de los niños (Gonzalez-Barrero et al., 2021). Además, los cuidadores suelen carecer de acceso a materiales de alfabetización en lenguas heredadas y formatos multilingües (Ahooja et al, 2021; Mosty, Lefever & Ragnarsdóttir, 2013; Zhang & Slaughter-Defoe, 2009). Por ejemplo, las familias vietnamitas en Taiwán tienen muy pocos libros infantiles en vietnamita en casa (Yeh et al., 2015), y las familias chinas que viven en San Francisco tienen muy pocos recursos en chino para los niños pequeños en casa (Lao, 2004). [9] [10]
Para favorecer el desarrollo lingüístico multilingüe de los bebés y niños pequeños por medio de la lectura, los programas de cuidado infantil deben tener varios libros multilingües adecuados para la edad que representen los idiomas de los niños inscritos. Los cuidadores multilingües que comparten una lengua heredada con los niños deben leer en su lengua compartida. Los programas de cuidado infantil pueden invitar a los miembros de la familia y de la comunidad multilingüe al programa para leer con los niños en sus lenguas heredadas. Para mejorar el acceso a los libros adecuados para la edad, los programas de cuidado de niños pueden consultar a las familias inscritas para obtener libros de calidad e incluso crear ellos mismos libros multilingües.
La lectura con todos los niños, pero en especial con los bebés y los niños pequeños, debe ser algo más que la simple lectura de las palabras en las páginas. Para mejorar la calidad de la lectura compartida, los cuidadores pueden aplicar estrategias de lectura dialogada. Las estrategias de lectura dialógica ayudan a los cuidadores a crear una interacción con el niño durante la lectura compartida. La lectura dialógica suele implicar reestructuraciones, ampliaciones y preguntas abiertas en un intento de andamiar la experiencia de lectura interactiva, lo cual ha demostrado tener un impacto positivo en el desarrollo del lenguaje del niño (Baker & Nelson, 1984; Cleave et al., 2015; Girolametto & Weitzman, 2002; Huttenlocher et al., 2010; Opel, Ameer & Aboud, 2009). Estas estrategias se conocen como la secuencia PEER. Al aplicar la secuencia PEER, el cuidador hace lo siguiente: [12]
le indica al niño que diga algo sobre el libro;
- evalúa la respuesta del niño;
- amplía la respuesta del niño; y
- repite la indicación para ayudar al niño a aprender de la expansión.
Un elemento fundamental de la lectura dialógica es el uso de indicaciones para iniciar la secuencia PEER mientras se lee con el niño. El acrónimo CROWD hace referencia a cinco indicaciones recomendadas: [12]
- Finalizaciones
- Reclamaciones
- Preguntas abiertas
- Preguntas que empiezan con “Q”
- Preguntas de distanciamiento
Referencias y Fuente de Figuras
[1] Espinosa (2015). Challenges and benefits of early bilingualism in the US context. Global Education Review, 2(1). CC by 3.0 NC.
[2] Espinosa et al., (2017). Child care experiences among dual language learners in the United States: Analyses of the Early Childhood Longitudinal Study–Birth Cohort. AERA Open, 3(2), 2332858417699380. CC by 4.0.
[3] Meir & Janssen (2021) Child Heritage Language Development: An interplay between cross-linguistic influence and language- external factors. Frontiers in Psychology, 12, 651730-651730. CC by 4.0.
[4] Imagen de Ramírez & Kuhl (2020) Early second language learning through SparkLing™: Scaling up a language intervention in infant education centers. Mind, Brain, and Education, 14(2), 94-103. CC by 4.0.
[5] Luo et al., (2021). Parental beliefs and knowledge, Children’s home language experiences, and school readiness: The dual language perspective. Frontiers in Psychology, 12. CC by 4.0.
[6] Rumper et al., (2021). Beyond translation: Caregiver collaboration in adapting an early language intervention. Frontiers in Education, 6.
[7] Byers-Heinlein et al., (2021). A multilab study of bilingual infants: Exploring the preference for infant-directed speech. Advances in Methods and Practices in Psychological Science, 4(1), 2515245920974622. CC by 4.0.
[8] Imagen de M.T ElGassier enUnsplash.
[9] Fibla et al., (preimpresión de 2021). Bilingual language development in infancy: What can we do to support bilingual families? CC by 4.0.
[10] Ahooja et al., (2021, preimpresión). Family language policy among Québec-based parents raising multilingual infants and toddlers: A study of resources as a form of language management. CC by 4.0.
[11] Imagen de Sven Brandsma en Unsplash.
[12] Noble et al., (2020). The impact of interactive shared book reading on children's language skills: A randomized controlled trial. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, 63(6), 1878-1897. CC by 4.0.